sábado, 25 de agosto de 2012

MITO DEL DÍA: CUANDO LO BLANDO SE PONE DURO Y LO DURO SE PONE BLANDO ...


Alguna vez te han dicho que no debes entrenar si estás gordito porque toda tu grasa se va a convertir en músculo y se va a poner dura? O el efecto contrario, que si ya estás entrenando y un día lo dejas, todos tus músculos se van a convertir en grasa. Pero cómo puede convertirse uno en otro por arte de magia? La respuesta es simple: no puede. Son dos tejidos diferentes, con diferentes composiciones y ni la grasa puede transformarse en músculo ni el músculo en grasa. Todos tenemos el mismo tipo de grasa, lo que nos diferencia es cómo y dónde las vas acumulando a través del tiempo:

Todo se remonta a las épocas cuando el hombre cazaba para sobrevivir. Al haber días de abundancia y días de escasez de alimentos, el cuerpo se preparaba para no pasar hambre acumulando grasa en zonas que no le dificultaran el movimiento para poder salir a correr, cazar y trepar árboles, osea en el abdomen. La mujer no era tan activa y permanecía en las cuevas, por eso su reserva de grasa era más superficial para mantener el calor corporal. Esto se ha convertido en algo genético con el paso del tiempo y las reservas de grasa tanto en el hombre como en la mujer ya están determinadas de esa manera.


Tenemos tres formas básicas de reservar grasa:

Tranquila que esto tiene solución.
1. Grasa superficial (celulitis).-  La primera forma de reserva es justo bajo la piel, es el aislante que necesita el organismo para protegerse de los cambios de temperatura, además de ser una extensa capa de reservas energéticas que prácticamente recorre todo el cuerpo. Esta capa se da tanto en hombres como en mujeres y está muy influenciada por la alimentación y el deporte y no tanto por la genética como el resto de las capas. Esta grasa es la culpable de la celulitis y la piel de naranja, y esta condición sí es exclusiva de las mujeres. Aunque la buena noticia es que es la más fácil de reducir.
El último lugar de donde se va

2. Grasa entre la piel y el músculo (rollos) .- En esta capa la genética y el género tiene mucho que ver en su distribución, y no tanto la alimentación o el ejercicio. Al ser una capa de reserva, el organismo espera hasta el último momento para movilizarla, o sea es el primer lugar donde aparece y el último lugar de donde se va, por lo que en la mayoría de las ocasiones solo con ejercicio no se puede perder. Para movilizar esta grasa hace falta un plan de alimentación excelente durante un largo periodo de tiempo y harto ejercicio.  
La "panza chelera" es un ejemplo de grasa visceral.

3. Entre las vísceras y alrededor (visceral).- Y si alguna vez has visto a un gordito con la panza dura como piedra no es porque sus abdominales endurecieron, si no que tiene grasa visceral, y eso es otro tema. La grasa visceral es la más peligrosa de todas ya que comprime todos tus órganos internos, los envuelve y encapsula, es decir cada órgano está atrapado en una capa de grasa, lo que aumenta el riesgo de padecer problemas al corazón. En este caso no entra tanto en juego el tema de estética sino de salud.

Esta resonancia magnética muestra claramente los lugares en dond se acumula grasa y cómo puede afectar todo tu cuerpo, desde tus articulaciones hasta tu estructura ósea. Problema serio.

Genética y Hombres Vs. Mujeres: Acumular la grasa bajo la piel y encima del músculo suelen ser típico de las mujeres y bajo el músculo y entre las vísceras suele ser la forma en que la acumulan la mayoría de los hombres. Pero la genética siempre varía, y no es difícil ver hombres obesos que no tienen el abdomen hinchado pero si grasa en los muslos y en los glúteos. Como también es común encontrar mujeres con la panza prominente y poca grasa en los muslos. 

Grasa y músculo
Entonces de dónde salió este mito tan falso? Ya vimos que la grasa no se puede poner dura, al contrario, cuando haces ejercicios lo que se pone duro son tus músculos y al combinarlo con una excelente alimentación vas perdiendo grasa. Al tener menor porcentaje de grasa en todo tu cuerpo, tus músculos son más notorios a través de la piel. Pero qué pasa si dejas de entrenar? Lo más probable es que regreses a tus antiguos hábitos, descuides tu alimentación y vayas ganando de vuelta toda esa grasa que perdiste, lo que hará que tu piel se vuelva flácida nuevamente y que pierdas la tonificación que ganaste, osea te pones blando de nuevo por toda esa capa de grasa bajo tu piel. Pero de ninguna manera tus músculos se convirtieron en grasa, eres tú que volviste a comer como antes. Y ahora tendrás que empezar de nuevo. Recuerda que lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse.
Por: Cecilia Carnero
Modelo Fitness
Nutricionista Deportivo
Personal Trainer


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